La Eucaristía es “fuente y cima de toda la vida cristiana” (LG 11). “Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a ella y a ella se ordenan. El Sagrado Alimento -la comunión-, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua” (PO 5)… En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: “Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez ella confirma nuestra manera de pensar” (S. Ireneo, haer. 4, 18, 5). Catecismo de la Iglesia Católica 1324, 1327
«La Eucaristía, y la comunidad que la celebra, se llenará en la medida en que nos preparemos en la oración silenciosa ante la presencia del Señor y nos convirtamos en personas que quieren comunicar con la verdad. […] Significa: Dios ha respondido. Es Dios como respuesta, como presencia que responde. Ahora la iniciativa de la relación divino-humana ya no depende de nosotros, sino de Él, y así se hace verdaderamente seria». Benedicto XVI