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“Queremos remediar el bendito problema que tenemos por ejemplo con lo de Texaco-Chevron. Hemos pedido ya a las cortes que nos autoricen la remediación de esta área”, expresó de forma contundente el ministro de Energía  Energía y Recursos Naturales No Renovables de Ecuador, Carlos Pérez García.

Ecuador anuncia que remediará los pasivos ambientales dejados por Chevron en la Amazonía ecuatoriana

Las palabras del jerarca tienen que ver con un caso emblemático a nivel medioambiental en América Latina y que hace referencia a la empresa transnacional Texaco, adquirida por Chevron en 2001 (operó en el país entre 1964 y 1990), y que da cuenta de “graves desastres ambientales nunca remediados” como consecuencia del derrame de crudo en la Amazonía ecuatoriana y el tema de desechos tóxicos durante la explotación.

Detrás de este caso, años de cruces de responsabilidades entre la empresa y el Estado ecuatoriano (a través de PetroEcuador) y lo más contundente: comunidades locales afectadas.

“Texaco perforó y operó 356 pozos de petróleo y abrió 1.000 fosas sin ningún tipo de recubrimiento. Ahí arrojó residuos de todo tipo, principalmente petróleo, lodos de perforación y aguas tóxicas, que causaron daños ambientales inconmensurables y deterioraron la calidad de la vida de las comunidades. En total, es responsable del derrame de no menos de 71 millones de litros de residuos de petróleo y 64 millones de litros de petróleo bruto en más de 2 millones de hectáreas de la Amazonía ecuatoriana”, señalaba hace un tiempo un informe de Cancillería.

Así pues, este particular caso ha seguido durante muchos años latente, aunque sin claras respuestas. Pero en las últimas horas, el tema Chevron-Texaco volvió a posicionarse en Ecuador tas el anuncio a nivel de Gobierno.

“Nosotros (…) vamos a remediar, no importa a quién le toque, vamos a sumir la remediación. Es un pedido del presidente (Lenín Moreno) inclusive si nos cuesta a nosotros, no puede ser posible que la comunidad siga aguantando eso”, agregó Pérez García.

Efectivamente, a través de este anuncio, el gobierno confirmó que remediará las zonas que, según la justicia, fueron contaminadas por la empresa Chevron-Texaco a través de un proyecto de intervención de Petroamazonas (empresa estatal de hidrocarburos de Ecuador) denominado “Amazonia Viva”. En ese sentido, según medios locales, aún persisten unas 1.000 piscinas contaminantes en la Amazonía.

 

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Ecuador remediará pasivos ambientales dejados por Chevron, anunció ministro

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Una decisión no exenta de polémica

En Ecuador no todos sonrieron ante el anuncio del gobierno, pues para muchos no es la manera adecuada de resolver este problema ambiental. Por ejemplo, representante legal de las comunidades indígenas afectadas, Pablo Fajardo, dijo a Reuters que es adecuado que haya remediación ambiental en el lugar, pero “es inaceptable que el Estado tenga que asumir los costos de una contaminación que hizo Chevron”.

En el caso de estas comunidades, cuyos territorios fueron contaminados, en el año 2011 le ganaron un juicio a la petrolera Texaco –luego comprada por Chevron-, algo que derivó en una sentencia que daba cuenta de una indemnización. Pero la trama legal continuó, algo que impidió el pago a las comunidades, y generó que todavía no tenga solución.

 

 

Junto a él otras voces han salido también a criticar tanto al gobierno como a la empresa en cuestión, pues lo vinculado a esta notoria contaminación y entretelones con respecto a diversas responsabilidades a lo largo de varios años ha generado que este tema haya sido emblemático en América Latina en cuanto a lo medioambiental.

Por lo pronto, la disputa legal entre las comunidades afectadas y la petrolera sigue en tribunales internacionales y dentro del plan de acción está contemplado el tema de la reubicación de los afectados, pues en el lugar en cuestión –contaminado-  durante este tiempo se han construido viviendas

Mientras tanto, más allá del desenlace legal y consecuencias políticas de esta medida, la “casa común” (Laudato Sí) de alguna manera respira un poco más aliviada, pues la limpieza de las zonas afectadas merece rápida respuesta. En definitiva, más allá de quién y cómo, el actuar, que el tema preocupe y sea motivo de debate transforma este caso en algo auspicioso para la Amazonía ecuatoriana.