El P. Ibrahim con los niños afectados por la guerra en Alepo (Siria) / Foto: Custodia Tierra Santa Como un “regalo de Navidad”, los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa presentaron una iniciativa para ayudar en la educación de los niños de Alepo en Siria que quedaron más afectados por la guerra de seis años.

En una carta publicada en el sitio web de la Custodia de Tierra Santa, el P. Ibrahim Alsabagh, párroco de la iglesia latina de San Francisco en Alepo, indicó que este “regalo” es “un proyecto de clases extraescolares y recuperación psicológica, escolar y espiritual para 150 angelitos de la sociedad de Alepo, enormemente dañada por la guerra”.

“Según algunos, una generación que ha vivido la guerra en Alepo y que manifiesta trastornos de todo tipo, una generación que ya no puede seguir a los profesores y progresar en el aprendizaje en clase, es una generación condenada y, por ello, definida como ‘no recuperable’. Sin embargo, para el Buen Pastor, todo es ‘recuperable’”, expresó.

El P. Alsabagh dijo que la iniciativa se aplica desde septiembre con el comienzo del año escolar 2017-2018. Durará nueve meses y para ello se cuenta con la ayuda de un equipo de 65 personas, de las cuales 50 son profesores.

Destacó que de 600 niños de las escuelas primarias de Alepo, se escogieron a 150 – que “son los más afectados por el horror de la guerra” y “los más frágiles” – para recibir un acompañamiento personalizado de tres horas por las tardes.

“Algunos de los niños elegidos se resistían, porque sentían que eran personas con problemas en uno o más aspectos de la vida. Pero después, gracias a la acogida del equipo de profesores, animadores y especialistas de distintos campos de la educación, el proyecto alcanzó un éxito inmediato y ya empezamos a ver los primeros milagros”, comentó el presbítero.

También señaló que 15 de estos pequeños “son tan inquietos y resistentes que es complicado lidiar con ellos. Cuando se entra en el ámbito personal de cada niño, una gran luz ilumina la vida de su familia, normalmente desgarrada y, a su vez, también necesitada de curación”.

El P. Alsabagh dijo que a los cuatro sacerdotes franciscanos de su comunidad “nos habría gustado hacer lo mismo con los miles de niños y jóvenes de Alepo que necesitan un seguimiento, pero el desafío es más grande que nosotros” y requiere de mucho dinero.

El sacerdote de la Custodia de Tierra Santa manifestó que desde el año pasado sentía “preocupación por el futuro de muchos niños. Pero el Señor mismo siempre pone ante nuestros ojos un precioso proyecto, para responder positiva y activamente a las necesidades de nuestra sociedad y de nuestra Iglesia”.

“Y así, los franciscanos de Alepo, después de muchos pasos con San Francisco, hemos decidido adoptar la idea de Don Bosco para incluir en nuestra misión algún aspecto de la espiritualidad ‘Don Bosquiana’”, agregó.

Por otro lado, el párroco de la Iglesia latina de San Francisco en Alepo afirmó que cada niño “es un regalo del cielo: el ‘hermano pequeño’ por el que Jesús dio su vida. Es más, para cada uno de nosotros es el ‘Niño nacido para nosotros’, es Jesús mismo”.

“Si por uno solo de estos niños un pastor está dispuesto a dar su vida, ¿cómo será para estos 150? Imagínense qué pasaría entonces para los casi 4.000 niños cristianos de Alepo, desde un día a 15 años de edad”, subrayó.

“Tenemos bajo nuestra mirada a cada uno de estos ángeles que vive en Alepo. Cada uno de ellos trae un gran sueño, muchas esperanzas. A pesar de que también trae muchas historias tristes de estos últimos seis años que dejarán sin duda una huella muy profunda en su personalidad, siempre permanece en él la esperanza de una Iglesia y de una sociedad que aspira a resurgir”, resaltó el P. Alsabagh en su mensaje.

Además del proyecto para educar a los niños, desde que Alepo fue liberada de los terroristas en diciembre de 2016, la iglesia latina de San Francisco ha brindado apoyo a los cristianos que desean permanecer en la ciudad y construir un futuro.

En declaraciones a ACI Prensa, el P. Alsabagh indicó que la comunidad franciscana está asistiendo a las familias cristianas que han regresado a la ciudad tras huir por la guerra y también ayudan a conseguir un hogar a las parejas que recientemente se han casado.