El video presenta como dos chicos aparentemente del mismo entorno, terminan llevando vidas completamente distintas a raíz de las decisiones que han ido tomando. Marcos parece tener una vida de muchas oportunidades y alegrías (aunque termine en la cárcel por haber consumido bebidas alcohólicas y conducido) mientras que Jaime parece verse rodeado de circunstancias negativas y situaciones decadentes.
En efecto, el video va mostrando de forma paralela los distintos caminos que van tomando Marcos y Jaime ante ciertas situaciones de la vida: los amigos de los que se rodean, el consumo del alcohol, el embarazo de su pareja. No es difícil para el espectador dilucidar cuál ha tomado las mejores decisiones
Es patente la importancia de la toma de decisiones en nuestra vida y la responsabilidad que acarrea nuestra libertad. Las vicisitudes de la vida nos enfrentarán constantemente ante la necesidad de escoger, y será por medio de estas decisiones que iremos diseñado parte importante de nuestra realidad y de nosotros mismos. Y es que realmente la vida nos ha sido dada en términos de libertad, y una de las mayores implicaciones de la libertad es tener la facultad de decidir.
Uno de los errores más propagados de nuestra sociedad es la predicación de la libertad, apartada o diferenciada de la verdad y el bien. Siguiendo esta lógica, cualquier decisión puede entenderse buena por el simple hecho de haber sido tomada en libertad. Ante esta concepción errónea de la libertad, una dinámica que me parece primordial llegar a comprender de cara a saber construir un buen proceso de toma de decisiones, es que, siendo que la vida se nos ha dado en clave de libertad, esta no es contraria al hecho de que la vida nos ha sido regalada para un propósito. En ese sentido, San Juan Pablo II nos recuerda: «Solamente la libertad que se somete a la verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien. El bien de la persona consiste en estar en la verdad y en realizar la verdad». En casos como el de Jaime se puede apreciar muy fácilmente como no todas las decisiones son buenas por más que uno las haya tomado por sí mismo.
Dios nos da la vida como un don con el fin de que disfrutemos de ella plenamente. Este disfrutar de la vida llega por medio de la realización personal al desplegar nuestras capacidades y talentos para cooperar con Dios en el proyecto de la creación. La libertad ya no se entiende como la excusa que nos permite justificar cualquiera de nuestras decisiones, pero como aquel instrumento que nos lleva a conocer cuál sería la mejor forma de actuar ante cada situación para así contribuir a este fin: llevar una vida buena.
Fuente: Catholic Link