Resultado de imagen de rechazoTengo el sentimiento profundo de que, sin cesar y en todas partes, se revive la Pasión de Cristo.

¿Estamos dispuestos a participar de esta Pasión?

¿Estamos dispuestos a compartir los sufrimientos de los demás, no tan sólo allí donde predomina la pobreza sino en toda la tierra?

Me parece que la gran miseria y el sufrimiento son más difíciles de resolver en Occidente.

Recogiendo a algún hambriento en la calle, ofreciéndole una taza de arroz o una rebanada de pan, puedo apaciguar su hambre. Pero aquel que ha sido golpeado, que no se siente deseado, amado, que vive en el temor, que se sabe rechazado por la sociedad, este sufre una forma de pobreza mucho más profunda y dolorosa. Es mucho más difícil de encontrar un remedio para él.

La gente tiene hambre de Dios. La gente está necesitada de amor. ¿Tenemos nosotros conciencia de ello? ¿Lo sabemos? ¿Lo vemos? ¿Tenemos ojos para verlo?

A menudo nuestra mirada se pasea sin detenerse sobre nadie. Como si no hiciéramos otra cosa que atravesar este mundo. Debemos abrir nuestros ojos, y ver.

Por santa Teresa de Calcuta