A unos cuantos días, a unas pocas horas de que concluya 2017, prácticamente todos nos hacemos a la idea de que el próximo año vamos a ser mejores. Y hacemos una lista de resoluciones que, normalmente, apenas si llega a mediados de enero.

Gary Jansen, director de Image Books en Penguin Random House y autor de “The 15-Minute Prayer Solution” publicó el pasado 21 de diciembre en el portal de Angelus News, un interesante artículo sobre cómo dar un cambio radical a ese fracaso anunciado de las grandes resoluciones de principio de año.

Jensen, quien pronto publicará el libro “Life Everlasting: Catholic Devotions and Mysteries for the Everyday Seeker”, en Penguin Random House, ha inventado un término para que esto suceda, es decir, para que las acciones del nuevo año nos acerquen más a Dios y nos hagan vivir plenamente el presente: le llama “microshift” (“micro variación”).

“Un microshift es un pequeño cambio en la forma en que hacemos las cosas, en la forma en que percibimos la vida, en las acciones que tomamos. Estos microshifts, con el tiempo, pueden conducir a grandes resultados”, dice Jensen.

Para aclarar un poco lo que quiere significar ese pequeño cambio, el autor pone por ejemplo, lo siguiente: hay 60 minutos en una hora y 24 horas en un día. Eso significa que hay 1,440 minutos en un día. El uno por ciento de un día equivale a 14 minutos y 24 segundos, poco menos de 15 minutos.“¿Qué pasaría si tomamos solo el uno por ciento de nuestros días y dirigimos ese momento para cambiar nosotros mismos o el mundo que nos rodea?”

La idea es no alterar el 99 por ciento restante de nuestro trajín cotidiano. Y cambiar el uno por ciento con soluciones microscópicas en apariencia pero que nos habrán de ayudar enormemente para obtener el éxito en nuestras resoluciones de Año Nuevo.

“A menudo nos dicen que el éxito se trata de ayudarnos a tener éxito, de lo que podemos hacer para volvernos más inteligentes, más bellos, para tener ventaja sobre los demás. Pero el verdadero éxito implica ayudar a otras personas a tener éxito”, dice Jensen. Y remata: “El éxito se trata de hacer por los demás y, a su vez, hacer por Dios”.

En otras palabras, si podemos redirigir solo el uno por ciento de nuestras vidas a nuevos pensamientos y actividades, “este cambio aparentemente pequeño puede conducir a la transformación personal y tal vez incluso traer un poco más de cielo a la tierra”.

Desde 15 minutos a un segundo

A continuación, da una lista para personas ocupadas que pueden tener 15 minutos al día para:

-Investigar varias organizaciones sin fines de lucro en Internet y encontrar una que lo atraiga y represente sus intereses. Y luego, tomar medidas para donar su tiempo o dinero a esa organización.

–Recoger basura en su vecindario o, mejor aún, en un vecindario diferente que ha sido descuidado.

–Preparar un sándwich o caja de sobras y ofrecerlo a una persona sin hogar que pase por el camino al trabajo o la escuela.

–Plantar flores y cultivar un “jardín de oración” en su patio trasero.

–Leer la Biblia o “El Señor de los Anillos” a sus hijos, sobrinas y sobrinos, o a los presos.

–Pasear el perro de un vecino anciano o comprometerse a llevarse los contenedores de basura del vecino cada semana, en los días de recogida de basura.

–Usar un cuaderno pequeño o la aplicación de Notas en su teléfono celular, para crear una lista de oración y luego orar por las personas cuyos nombres están en esa lista.

–Configurar una alarma en su teléfono que suene todas las tardes a las 3 P. M., como un recordatorio para ofrecer un Rosario o una Coronilla de la Divina Misericordia para la intención de alguien que necesita oraciones especiales.

–Llamar a su madre.

Pero aquellos que no tienen 15 minutos, ¿qué otros pequeños avances microscópicos podrían hacer en aproximadamente siete minutos al día?

–Mantener un diario de gratitud y enumerar todas las cosas por las cuales está agradecido.

–Recolectar y organizar ropa de bebé usada y redistribuirla para los nuevos padres.

Incluso habrá quien esté ocupadísimo y solamente tenga la mitad de los siete minutos anteriores. “¿Qué tal tres minutos? Mejor aún, ¿cuáles son algunos cambios microscópicos que podríamos hacer en solo un minuto por día?”, dice Jensen. He aquí la lista:

–Permita que alguien vaya delante de usted en una línea de pago en una tienda.

–Cuando sea su turno, pregúntele a la persona que realiza la compra, cómo va su día y escuche la respuesta.

–Si está teniendo un mal día, recite el Padre Nuestro tres veces (tarda unos 18 segundos en decirlo una vez).

–Frote el vientre de un cachorro. Eso hace que todos estén felices.

“¿Todavía está demasiado ocupado? De acuerdo, aquí hay algunos cambios microscópicos mínimos pero importantes que puede hacer en 10 segundos”.

–Decide perdonar a alguien y luego perdonar a esa persona.

–Ríete.

–Toca tu corazón y di el nombre de Jesús 10 veces.

–Sonríe y saluda a alguien que no conoces en la iglesia, en el trabajo o mientras espera un tren. Piensa en esto: si tomamos la decisión de saludar a una persona por día, en 10 años nos habríamos presentado a más de 3,650 personas nuevas en el mundo.

“¿Todavía está demasiado ocupado? ¿Puedes perdonarte un segundo? En un sexagésimo de minuto, podrías decir, en esta misma línea de las micro variaciones de las que habla Jensen:

–“Ven, Espíritu Santo”.

–Decirle a Dios, o a alguien en tu vida: “Te amo”.